Un espacio tan grande como para hablar de todos ustedes, lo que no los hace importante.

domingo, 27 de marzo de 2011

La caída del héroe

...Mamá cuando grande quiero ser bar-man... De seguro deseó haber escuchado Batman, pero no mamá no soy Bruno Díaz.

Mis sueños de infancia nunca fueron ligados a un futuro glamuroso, a diferencia de los demás y de los sueños que la gente tenía para mí…

Cuando era un infante y en las juntas familiares cuando los adultos se reunían en circulo y hablan de ti, escuchaba que constantemente opinaban sobre mí, respecto al potencial oculto que tenía o sobre lo bueno que me iría en el futuro, que mi forma de hablar era ideal para liderar o que mi infantil madurez sobrepasaba a muchos y que mis decisiones eran acertadas. Realmente nunca sentí que esas cosas tan positivas fueran mías, y hasta hoy insisto en no tenerlas en absoluto. No quise decepcionar a aquellos adultos habladores así que solo me limite a oír y no debatirles nada. Nada al principio, porque yo quería ser Barman.

Una simple palabra compuesta “bar-man” ellos la escucharon como “decepción”. Y por obra de magia todas esas cosas buenas pasaron de “potencial oculto” a “ineficiente”, de “buen futuro” a “suertudo”, de “líder” a “esclavo”, de “madurez” a “inmaduro”, de “seguro” a “inseguro”, de  lo mejor a lo peor, y de una dulce sonrisa a un suspiro de decepción.

Hoy después de mucho tiempo nadie sabe lo que realmente hago o planeo hacer, nadie confía en mi futuro. 
Y ya no hablan maravillas de mí, y ahora cuando se reúnen en círculo me piden que les llene una copa.